Vida Adrenalinicamente sorpresiva

  • By Claudia
  • 2010-05-02
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En días como el de hoy es que empiezo a debatir nuevamente las premisas que ya creía tratadas, promulgadas, informadas y cerradas hace miles de días atrás. Y no es que todo este asunto de reabrir casos cerrados sea molesto, sino que la pérdida de tiempo que genra es la que me incomoda realmente.

En buen y honesto castellano lo que quiero decir es que vivo de emociones, de sentir cosas, de experimentarlo todo, o lo que está legalmente permitido (al menos), pero en esta premisa casi absolutista siempre olvido, como buena humana chilensis que soy, las cosas amargas que son las que le dan el carácter y la singularidad a los momentos felices. Hoy me ha tocado ver esta cara menos agraciada y llena de asperezas y aun me queda un sabor agridulce en los labios entremezclado con un poco de sadomasoquismo morboso en la memoria.

Es que me es tremendamente difícil apartarme de lo que soy cuando los desastres aparecen en el ámbito en que me desempeño. Se que debo abstraerme de los roles no funcionales en esos momentos y que la que se encuentra al otro lado del espejo ahora soy yo. Sin embrago, en gran medida, es mi rol secundario el que sustenta mi calma y asertividad en el hacer, el que me brinda el valor y sangre fría para manejar situaciones complejas e imprevistas en el círculo de cariños más cercano. Controlar lo visceral llenándolo de áreas del saber y conocer, mitigar las lágrimas y la angustia con decenas de procedimientos y técnicas...y sinceramente no sé si es lo mejor, bueno aún no termino de saberlo.

Controlo tan bien esas situaciones emocionales que hacen a la mayoria sentirse vivos y parte de un grupo, que al fin y al cabo esta racionalización del sufrir ha terminado en convertirme en una especie de Walkiria de la salubridad, que con escudo, yelmo y armada hasta los dientes no le teme a nada, estándo dispuesta a dar la lucha hasta con lo increíble. En chileno: una insensible de mierda en lo que a este ambito se refiere. No porque no me importe, sino porque me importa tanto que, ya sea le suceda a un extraño o a un cercano, la máquina mental y del proceder se pone en marcha utilizando los mismos indicadores y standares de calidad. Por lo mismo, tengo techo de acero cuando digo que a todos mis usuarios los atiendo por igual.

A pesar de lo tranquilizante que puede ser esta situacion para la gran mayoria de los que no se desempeña en algun campo relacionado con salud, para mi es tremendamente fustrante y entristecedor. El dicho "La ignorancia es dicha" no puede estar mejor aplicado.

Yo no solo me angustio en silencio consciente, sino que sufro en silencio por las cientos de miles de pequeñas grandes complicaciones que se pueden suceder en una atención de salud. Nada es completamente manejable, nada es perfectamente predecible, nada es certeramente tratable. Cada ser humano es universo único e irrepetible y eso convierte a la atención en salud en un verdadero arte adivinatorio en búsqueda permanente de los datos que puedan aportan indicaciones certeras hacia un correcto diagnostico, y por ende, un efectivo tratamiento y cura.

Adivinando y recolectando información el cien por ciento de los segundos.

Cada ser humano que se ve enfrentado a un evento de perdida de su salud, ya sea de urgencia o no, es parcialmente responsable en la búsqueda efectiva y eficiente de la solución a su problema. Esta persona debe informar la mayor cantidad de detalles y datos posibles de su patología actual y de las previas, así como de sus tratamientos, enfermedades prevalentes, medicaciones, exposiciones, alergias y un sinnúmero de "pistas" que orientaran al equipo en la mejor solución, individualizada y especifica para el.

Es por eso que existen los errores involuntarios, que componen el infierno en la profesión medica, no es que no acepte las incompetencias que se pueden producir dentro del ejercicio de esta profesión, pero tengo la certeza que este tipo de eventos son una minoría, cuestionada, juzgada y apedreada internamente por sus propios colegas y otros profesionales y administrativos del área, denunciando, investigando y haciendo públicos los casos que opacan esta área.

Ojalá no tengan que hacer uso de su sistema de salud, ni de sus seguros, ni de las beneficiencias internas de su empresa, pero si tienen la desgracia de no ser superman, deben de alguna forma preveer que esta posibilidad no es tan remotamente imposible y es mejor contar con planes de salud que tengan coberturas al menos mejores que sólo aceptables, y que no por ahorrarse unos pocos pesos mensuales deban lamentar quedar con deudas multimillonarias tras un evento doloroso y, para más remate, caro.