Secreto encanto del Beso
Un beso es ciertamente lo mas cercano a la pureza. Pero un beso bien dado, con ganas de darlo, con pasion, con deseo, con entrega.
Yo hablo de esos besos que trascienden al roce de los labios de los que se atraen, que se aproxima mas a una entrega fundida en cercanía carnal, que terminan siendo la externalización del torbellino de emociones que se llevan dentro.
Yo escribo acerca de esos besos que generan envidia y encienden hasta las gotas de lluvia. Esos besos que se entregan sin importar el contexto social, moral, religioso, cultural o lo que sea. No importa nada mas que el otro. Nada existe salvo ese otro ser que se encuentra frente a mi, casi como una continuación de mi propio cuerpo, una complementación, mi otra mitad.
Esos besos que te crispan los nervios, que te hacen temblar como una hoja de papel en medio de una ventolera de invierno, esos besos viscerales, carnales, voluptuosos, al borde del pecado y camino a la santidad.
Para que suceda este milagro en la vida se requiere de química, de suerte, pero por sobretodo seguridad y fe en si mismo y en el otro.
Son eventos inolvidables, generan un nexo invisible que perdura en el tiempo, intocable casi inmaculado, increíble y sustentador.
Soy una agradecida de la vida por haberme permitido entregar ese tipo de besos y por darme el privilegio de recibirlos.