Perro Imán
No es muy de mi gusto, pero voy a escribirlo solo con la intención de que permanezca en la retina de quienes leen este pedazo de la web, y no se olviden que la que escribe tiene alma de bruja, maquillado de cortesía y con un peinado de niña de bien, pero bajo esas toneladas de maquillaje social sigue la misma pervertida de siempre, sádica y con fantasías eróticas que dejarían convulsionando la moral de la mas puta de las putas.
Con esto no quiero decir que soy una antisocial que gira sus pasos tras alguna presa a diario, y que no es lo suficientemente inteligente para adaptarse al ambiente en el que le tocó vivir. Tampoco implica que sea un ser irracional, básico, dominado por sus deseos mas instintivos, lejos de ello soy lo más auto controlada que existe, por supuesto aclarando que no socialmente hablando, no soy de convenciones ni arreglos morales dogmáticos, sé lo que deseo, donde, como, con quien, bajo que preceptos, limitaciones y condicionantes. Yo escribo mis reglas, pero soy lo suficientemente inteligente para hacerlo sin pasar a llevar la ley. En palabras de mi hermana soy una cabrona de mierda con suerte.
Y es aquí donde quiero detenerme, eso es lo que quiero dejar en claro. No hay malditas cabronas con suerte. TODAS las malditas cabronas logran la mayor parte de las cosas que desean, y eso no tiene nada que ver con la fortuna o el azar, es su esencia de cabronas la que se los regala.Esa sensación de ser malditamente autocomplaciente y segura de si misma, ese espíritu de critica , incluso la mas cruel de todas, humillando al resto por no ser como ellas. Sacan feroces sarpullidos de ira en el resto, pero ¿a quien le importa?.
Las cabronas son fuertes y seguras porque tienen tantas cicatrices que ya nada les duele. Lo mas terrible para el resto es que esas cicatrices la mayor parte de las veces, se las ha provocado ella misma en su camino de autoexigencia y busqueda de la perfeccion en cabronismo. Es critica consigo misma sin ser masoquista, lo hace para aprender y crecer, para mejorar, no para torturarse por el gusto de hacerlo.
Para ir tras una mujer cabrona debes ir armado hasta los dientes, independiente de tu condición sexual, o de tu edad o de tu especie incluso. Ella te verá acercarte, te mirará por sobre el hombro como quien ve la portada de un diario a lo lejos, y no te prestará atención a menos de que vayas con un arma o que seas lo suficientemente intrigante para destacar del resto. Debes ser un desafío o una entretención, tú eliges de que payaso te vistes, pero debes aceptar el papel de tal para tener una chance. Al menos en un inicio. Ella no sigue personas, no las busca ya que ha perdido voluntariamente esa habilidad, ella espera y selecciona lo que la vida le trae, se deja regalonear por el destino.
Recuerdo una frase : "Hasta que no pierdes tu reputación, no te das cuenta de lo pesada que era, ni de lo que realmente es la libertad". Algo como eso debió surgir en mí. No siempre fui lo que soy, ni tampoco planifiqué cultivarlo de esta forma, solo surgió como defensa inconsciente al tumulto de zombies que existen sin ser, sin trascender, pero que tienen una boca inmensa para hablar de lo que sea que envidian o que anhelan para sí. Debe ser una forma de religión pagana, porque donde dos o mas zombies se juntan de seguro empieza el chismoteo de baja clase y la expresión de las mas diversas y futiles envidias. Por eso hay que ir por el mundo con la actitud de "Digan lo que quieran, ya todos lo saben y me importa un bledo".
Por ser como soy seré la oveja mas turbia, negra y obscena que ha pisado mi familia, me siento orgullosa de serlo y agradezco a Dios y a esas largas charlas con mi abuela, por cada segundo de diferencia que me trae. Ojala el destino me libre de ver alguno de mis retoños convertido en zombie cultural, en un ser sin vida, lleno de apariencias, que ya no se disfraza sino que prefiere ser ese monstruo socialmente aceptado y correcto. ¡Que asco, que desperdicio!.
Yo no me voy a callar lo que creo y lo que pienso ni aun después de muerta. de seguro debatiré hasta la eternidad la evaluación para entrar al cielo, y revisaré las cláusulas de convenio para vivir en el, no por falta de respeto, sino por convicción, casi costumbre diría yo.
El decir lo que se piensa no es sinónimo de estupidez, por lo tanto cada cabrona debe regular su filtro social, mantenerlo aceitado, actualizado y perfectamente alineado, no con lo social sino que con sus propios pensamientos. No me importa si esta es gorda o este obeso, o esta flaca o cualquier standard social superficial y externo. Me da lo mismo lo que piensen porque salgo vestida de jeans cuando voy a una convención de profesionales exitosos, si me invitaron y quieren que esté ahi o me aguantan o se las ven solos. Otra cosa es si a mi me interesa estar ahí, entonces me disfrazo de señorita educada. Ese rol me lo sé bien, desde que nací tuve la fortuna de crecer en una familia correcta y afable, pero Dios me bendijo con el dialogo y la libertad creativa dentro de ella (open mind le dicen los siùticos).
En el amor es lo mismo, tiene mas tonalidades sociales que una muestra de colores para pintar un muro interior, pero es básicamente igual. Juro por mi hígado que intenté hacer de princesa de Disney la primera vez que me dí cuenta de que un amigo adolescente se fijaba en mi con intenciones no tan nobles, peor me sentí estúpida y vacía tomando ese rol pasivo, como muñeca de cera inanimada. Yo soy más que eso, y quiero más que ésto, y Zas! la gratificante libertad me sonrió. Mi extrema búsqueda de la funcionalidad y mi mentalidad utilitarista, me hizo investigar el ser de las relaciones sexuales, la psicología de la sexualidad y la biomecánica coital, y no estoy exagerando al decir que este entendimiento me trajo varios problemas de prejuicios en acaloradas conversaciones con personas mayores, o al menos mas experimentadas, que dudaban abierta o encubiertamente de mi castidad. Nunca discutí ese asunto, la verdad me divertían las expresiones de los oyentes, llegandose a convertir en una forma de ser centro de atención fácilmente y de triunfo virtuoso por sobre el resto.
En verdad he amado, pero esta claridad mental, esta especie de linterna de cordura, ha sido siempre mi ancla a la realidad que re conecta la líbido al cerebro. Digamos que mientras el resto se deja embriagar por romanticismos forzados por el marketing, yo me conservo lista para dar negativo en este drogotest de compuestos hormonales.
Soy tan cambiante que hasta yo misma me sorprendo. Creo estar a un paso de la bipolaridad psiquiatrica, pero la aprobacion del resto me reconforta y me sostiene en este estado. Si a mi me gusta como soy y al resto no le molesta...excelente, y si les molesta vayanse a la cresta!
Debo explicar que yo no hago sufrir a la gente, ¿para que poner empeño en ello, si lo hacen tan bien solos?. Yo me río, veo el vaso medio lleno SIEMPRE, porque me sé capaz de salir de las malas y de las peores, porque veo en cada tropiezo un reto, porque sé que soy valiosa, y por sobre todo única.
No soy feminista, esa tontera absurda me apesta; pero tampoco soy machista es otro borde de limitados mentales. Creo en la paridad de derechos y obligaciones de ambos sexos, no somos iguales y eso me encanta. Por Dios que me encanta. Me gusta y excita el descubrimiento, ya sea de cosas, de seres, de lo que sea. Me aburre que me den las cosas hechas, tengo cerebro y sé que puedo descubrir algo más que lo que tú viste.
Soy tu media naranja, y si no me crees...deja que te exprima y prueba mi sabor.