Papiroflexia
Desde que recuerdo amo las palabras, en ocasiones incluso las amo mas que las ideas que estas transmiten. La musicalización gutural de los pensamientos intentando que estas emisiones vocales evoquen en el otro lo mismo que en mi, o al menos que este otro ser entienda como percibo yo el mundo, es un evento que le debo agradecer a mi profesora de primero básico.
Es extrañamente cautivante observar con detalle la forma en que se escriben, cada trazo, cada movimiento ,cada lazada de tinta que imprime inconscientemente una parte de mi ser en ese trozo de papel. Maravilloso. Me imagino que es como la papiroflexia, ese antiquísimo arte de saber transformar un trozo de papel en animales fantásticos, en accesorios delicados, de la misma forma todos los humanos que aprendimos en el colegio esta sencilla transcripción de conceptos complejos básicos, letras y números, podemos transformar un blanco cadáver de bosque en una imagen mental detallada de los sueños propios dentro de la cabeza y recrearlos tras de los ojos de un nórdico ejemplar distante a un mundo y medio de mi propia existencia.
Dubitativo, tueco, tuétano, absterger, elucubración, misérrimo, palabras que se van olvidando. Tesoros que vamos enterrando bajo toneladas de abreviaturas inútiles que acortan nuestra capacidad de comunicarnos. Poderosa habilidad trabajosamente cultivada por siglos, escrita, hablada, entonada y hasta gesticulada; ¿y ahora que?...ahora nadando a todo pulmón, braceando acelerados hacia el uso sostenido del minimo de palabras posibles.
Es como si en algún momento de su existencia, la actual generación entera, se hubiese puesto de acuerdo en someter a la mas cruel asfixia a toda palabra que constara de mas de cinco letras, quemar en las brasas a todos aquellos diptongos pecaminosos, y dar latigazos de olvido a las esbeltas esdrújulas. Una herejía socialmente aceptada excusándose en la tecnología, donde artículos,verbos, pronombres y adjetivos son defendidos por unos pocos, pero a quienes nadie entiende ya que a quienes va dirigido el mensaje han perdido la capacidad de traducir el contenido que se intenta plasmar como queja.
Leer en voz alta es uno de los placeres mas baratos y preciosos que nos van quedando. Leer, respetando las pausas que el autor ha dictaminado por medio de la puntuación, nos acerca al derecho propio de cada escritor de someternos a sus sencillas exigencias, de llevarnos a su propio mundo, al que él ve tras sus pupilas.
Ojala el mundo algún día despierte de esta haraganería verbal y retome sus años de niño pequeño, cuando disfrutaba imaginando cuentos leidos por sus padres.
Ahora inhalo, y luego expelo lentamente el aire tibio que segundos atrás inundaba mis pulmones, mientras dejo la vista fija en el muro que tengo en frente donde esa mancha verduzca me parece una a.