Maternidad
Hoy no me puedo abstraer a la masa que celebra el día de la Madre. No es que no considere válido festejar a quien nos dio la vida, con una muestra de agradecimiento y consideración; lo que me molesta es que DEBA existir un día para recordánoslo a todos los hijos que poblamos esta tierra.
Y es que hay algunos seres humanos que al parecer nacieron por generación espontánea, ya que con suerte se les viene el recuerdo de sus progenitores a la mente. Yendo por la vida como entes de memoria fragmentaria según conveniencia, lo más parecido a un político que he visto. Asi como también existen esos otros seres que no merecen el nombre de progenitores, porque la única acción digna de wikipedia que los acerca sería, "ser que expulsa por sus genitales a un nuevo ser", una tortuga de las Galápagos es más cariñosa y más madre que estas bestias sin alma.
Porque para ser bien francos y poniéndole el nombre correcto a las cosas, hay una enorme cantidad de seres humanos que vienen al mundo por casualidades, sexo imprevisto, sexo desprotegido, sexo hot y un millón de otras señales rojas que no son vistas en esos "ardientes" momentos, dejando como muestra de su existencia esta criatura vulnerable, inocente y pura en gestación. Este ser humano confiado, de cierto modo, en que la naturaleza de su concepción fue desear su venida, esperar su desarrollo y ayudarlo en sus dias post parto. Y no sólo es él quien confía en que las cosas vayan de ese modo, es la naturaleza entera la que insiste en reafirmar dichas premisas.
Nosotros como especie le hemos colocado nombres, reglas, fechas a cada cosa que vulnera estas etapas naturales intentando calmar nuestras propias conciencias y acallar las monstruosidades de las que somos capaces. Mal de nuestra especie, por cierto, creernos superiores y colocarnos el titulo de reyes de la selva nosotros mismos. Nuestro ego será quien nos destruya, que pena.
Es por eso que esta fecha recobra un sentido especial, si se puede decir, para mí. Este día es para recordarnos a todos, hombres y mujeres, las cualidades hermosas que nos ha regalado la naturaleza para preservar la especie y, debe de alguna forma, ser celebrada en aquellas mujeres capaces de conservarlas, desarrollarlas y evidenciarlas con las propias crias y con las ajenas.
Cualidades dignas de la santidad que se encuentran dentro de cada ser humano, pero que siempre es más visible en las mujeres, y dentro de su género en las que son madres.
Si me hubieran dicho en mis años de adolescencia que yo iba a ser capaz de tolerar a una persona que emite gritos a todo pulmón hasta en horas de madrugada, exigente según sus necesidades, reclamadora si no hay satisfacción inmediata y según sus estándares, yo me hubiera opuesto tajantemente a ese tipo de "esclavitud contemporánea" y me hubiera reido en la cara del que lo aseverara. Pero el instinto es más, mucho más.
No se puede describir, ni se puede relatar, es como explicar lo que se siente cuando estás enamorada, es mucho más lo que sientes que lo que puedes decir. El ser padres es lo más parecido a ser un superheroe, ya que posees todos los recursos de madurez, económicos, y de fuerza y los utilizas en pro de ayudar y promover a un ser que aun no es capaz de sobrevivir por si mismo, porque es frágil y tremendamente desvalido.
Si al resto de los mamíferos la naturaleza los privilegia con la marcha en un par de horas, a nosotros nos ha quitado ese regalo y lo ha cambiado por un amor incondicional e inmenso de los progenitores, al menos de una inmensa mayoría, gracias a Dios, o de los que componen la manada.
Para una mujer el mejor hombre no es el que tiene mejor cuerpo o mejor carrera, al menos no lo será cuando tenga un hijo a su cargo. Todo cambia en ella, todo toma otro perfil, otro brillo. Desde el momento en que siente esa responsabilidad inmensa de formar un nuevo ser, de forma integral, toda su vida se trastorna y empieza a girar en torno a su rol. Será capaz de postergar una buena carrera si siente que sus hijos están en riego, y será capaz también de jugarse la vida entera y todas sus sentencias sociales para que a sus hijos no les falte nada. Será capaz de postergarse por completo en pos de ver a sus niños sonriendo y no dudará ni un solo segundo, no se sentirá culpable, ni se recriminará por ello, porque ser madre es parte de su ser, es algo que le da sentido a parte de su vida, que la hace sentir viva y útil.
Nuestras madres viven en la memoria de cada uno de nosotros como una dosis de cariño y calor de hogar. Podemos contar con su abrazo y su paciencia cuando hasta nuestras parejas ya no nos toleran. Es un refugio en la vida para siempre.
¿Como no agradecerle a Dios por este bello presente?. Por eso este día, comercialmente importante, le agradezco a Dios haberme dado la felicidad de haber tenido dos madres, dos seres dispuestos a dar la vida por mi sin siquiera dudarlo, postergar su cansancio para ayudarme en mis tareas, olvidar su hambre para acompañarme en alguna locura, espantar su sueño para jugar conmigo en la preparación del acto del colegio, privarse de tantas cosas para que a mi no me faltara nada, darme espacio, aportarme creatividad, permitirme opinar en mesas de adultos, guiarme, consolarme, curarme las heridas que me hacia cerro abajo en el juego que se me ocurría en ese momento, o perdonarme que dejara al gato como punky cuando aprendí a usar la rasuradora del papá, darme opciones, permitirme elecciones, perdonarme mis faltas, y olvidar las ofensas.
Ahora me toca a mi, devolver todo lo que me han entregado, todo lo que se me ha brindado, entregándoselo a mis pequeños y espero, en Dios poder hacerlo al menos la mitad de bien de lo que lo hicieron mi madre y mi mamita para hacer de mis hijos seres de bien, conscientes y con sentido común cooperando con hacer de este mundo un lugar un poco mejor para que vivan mis futuros descendientes.
Y, como dijo Isabel Allende,
El peor defecto que tienen las madres es que se mueren antes de que uno alcance a retribuirles parte de lo que han hecho. Lo dejan a uno desvalido, culpable e irremisiblemente huérfano.